Yo salgo de la siesta, con los pelos revueltos,
y entro en el espacio en que revolotean Aran y su ama.
Él me ve, bajo una cascada de rizos dorados,
asomado detrás de una nariz con la puntita pintada de rojo clown;
yo le miro, leyendo que debo mantener la distancia.
Se desliza sigiloso hasta la teta de su madre,
sin perderme de vista,
escondiendo un poquito su cuerpo y un brazo,
la mano libre juega con la teta libre,
y de pronto , quizá molesto de que hagamos,
por prudencia, como que no está,
apresa el pezón entre sus dientes.
No Aran, eso no, dice la loba firme y tranquila.
Y justo en ese momento suena el click de la cámara de fotos:
la sonrisa triunfante de Aran,
puro contraste de colores,
rubios los rizos, gorria la nariz, blanca la tez...
la sonrisa satisfecha de quien se sabe amado,
de quien sabe hasta donde morder,
cómo hacer que le vean,
de quien comprueba , una vez más,
que su mamá no le va a dejar pasarse ni un pelo,
por muy dorado que sea.
Aran cariño...
para foto, la tuya.
Gracias
Estrella
Uauuuuuuu! No puedo ni comentar...
ResponderEliminarqué bonito....;-) He podido hacerme la imagen perfectamente en mi cabeza. Bravo!
ResponderEliminarMi elfo y yo estamos seguras de que ese beso se materializará, aunque haya que esperar a que Arán lea lo impresionantemente bonito que le has dedicado. Te lo agradecemos infinito, esto es redondear...
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