Hace unas semanas volvimos a la Txan. Naxari llevaba todo el dia sin siesta y me temía que Morfeo le picara justo en ese momento. Una vez al mes se hace poco y no me quería perder ver su personita en acción. Además era un día especial, un día de renovación,de nuevo año, de nuevas hadas y duendecillos.
Cambios, que a veces dan miedo, a los que lanzarse,como cuando corremos a tirar el muro..y todo empieza, un mundo nuevo, donde ser lo que queramos ser.
Y así fue. Nos encontramos algo mas que colchonetas, andamios, telas y jueguetes. Nos esperaba un laberinto.Sí, y me trajo recuerdos de los comienzos de enamorYarte. De Koki y sus tiras blancas mágicas serpenteando el suelo. La posibilidad de recorrer un camino, de ir hacia adelante, hacia atrás, volver por nuestros pasos, caer en las mismas piedras, levantarnos o no..Ir despacio, deprisa, juntarnos, estar solas..
Tomar decisiones siguiendo el corazon, y encontrarnos bombones y agua sanadora; pinturas para colorearnos y espejos donde ver el alma sonreir;sonidos del mar y de la tierra en forma de piedras y conchas; globos que dejar volar y velas para iluminar o apagar para disfrutar de la oscuridad. Lo bueno es que todo vale, y se disfruta del camino.
Yo fui feliz en ese laberinto, el que hice mío, sola, con las demás, con la mirada puesta en Naxari que buscaba el suyo propio, creciendo, maravillándose con sus pasos recien estrenados, propios y libres..Laberinteando y confiando en que donde nos lleve estará bien.