Un día Naxari encontró
en casa de mi ama una Matrioshka. Sí, una de esas muñecas rusas que albergan en
su interior dos, tres o más muñequitas como ella, cada vez más pequeñas.
Disfrutó como el maravilloso niño que es, sacando, metiendo,abriendo ,cerrando ,tirando;
sus aficiones favoritas en este momento.
El día de enamorYarte
en Larrion me regalaron una, con dibujos de fresas y cinco sorpresas dentro. Me
encantó porque pensaba comprar una para casa. Los pekes jugaron con ellas,
menos mi pequeño Nax que no paraba quieto, de la barra del bar a la cocina, de
la calle al baño; y yo detrás. Tragué como pude mi plato combinado y dejé unas
cuantas conversaciones a medias, para volver una y otra vez tras esas piernas
aventureras que poco entendían de mis necesidades como Irantzu.
De vuelta a casa , agotada,
cuando encontré mi Matrioshka, fui sacando una a una todas sus mujeres, tan
iguales y tan diferentes. Busqué en internet y encontré que simboliza la
maternidad y la fertilidad. Y yo, las miraba, recordando mi día como madre. Y a
la vez viendo a todas esas otras mujeres que la acompañan, todas esas “yo” que
intentan sacar sus espacios y que tan
difícil les resulta muchas veces.
Desee entonces que
Naxari jugara con ellas, con todas las
Irantzus que viven dentro de esa primera muñeca: su ama, la amante de su aita,
la amiga, la currela, la hija, la viajera, la escritora…tantas.
Todas, yo.
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