miércoles, 26 de febrero de 2014



 

Un día Naxari encontró en casa de mi ama una Matrioshka. Sí, una de esas muñecas rusas que albergan en su interior dos, tres o más muñequitas como ella, cada vez más pequeñas. Disfrutó como el maravilloso niño que es, sacando, metiendo,abriendo ,cerrando ,tirando; sus aficiones favoritas en este momento.

El día de enamorYarte en Larrion me regalaron una, con dibujos de fresas y cinco sorpresas dentro. Me encantó porque pensaba comprar una para casa. Los pekes jugaron con ellas, menos mi pequeño Nax que no paraba quieto, de la barra del bar a la cocina, de la calle al baño; y yo detrás. Tragué como pude mi plato combinado y dejé unas cuantas conversaciones a medias, para volver una y otra vez tras esas piernas aventureras que poco entendían de mis necesidades como Irantzu.

De vuelta a casa , agotada, cuando encontré mi Matrioshka, fui sacando una a una todas sus mujeres, tan iguales y tan diferentes. Busqué en internet y encontré que simboliza la maternidad y la fertilidad. Y yo, las miraba, recordando mi día como madre. Y a la vez viendo a todas esas otras mujeres que la acompañan, todas esas “yo” que intentan sacar sus espacios  y que tan difícil les resulta muchas veces. 

Desee entonces que Naxari  jugara con ellas, con todas las Irantzus que viven dentro de esa primera muñeca: su ama, la amante de su aita, la amiga, la currela, la hija, la viajera, la escritora…tantas.

Todas, yo.

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